Thursday, October 27, 2011

ÍDOLOS

Me encantan las listas, así que allá va otra. Esta vez va sobres mis ídolos actuales.
En el cuarto puesto está Gerard Quintana. Quintana es un músico catalán que apareció en un programa de televisión llamado "El convidat" hablando a sus hijos en la lengua que hay más allá del Ebro. Esto no debería ser ningún problema, lo que pasa es que parece que él es independentista y siempre ha hablado en catalán, con lo cual hay mucha gente que no acaba de entender este cruce de cables. Como siempre sucede en estos casos, el cantante de Sopa de Cabra ha dicho que es decisión suya escoger el idioma en el que hablar a sus hijos. Pues claro, Gerard, no te preocupes, a mí me da igual, es más, me parece perfecto, aunque en los tiempos que corren debo decir que, por lo menos, me parece extraño.
En el puesto número tres y sin salir del mismo programa de televisión nos encontramos a Bojan Krkic. Cuando, a principios de temporada, "el noi de Linyola" habló sobre su marcha del Barça me encantó porque habló bastante claro sobre Guardiola, el semidiós culé; sin embargo, cuando hace un par de semanas apareció en "El convidat" flipé porque seguía diciendo las cosas con mucha claridad. Creo que muchas veces se equivocaba, pero todo lo que decía era claro, no se andaba con medias tintas. Qué pena que la gente no hable ni la mitad de claro que él.
En el puesto número dos nos encontramos a Josep Antoni Duran i Lleida, que es el chico de los recados de CiU en Madrid. A ver, que un tío dé a entender que los andaluces son unos vagos, que la homosexualidad se puede curar con un buen doctor y que sea uno de los políticos mejor valorado por los ciudadanos sólo puede significar dos cosas: la primera es que es un crack y la segunda que los ciudadanos no sabemos quién es realmente. Si no me equivoco, le gustaría tener la cartera de un ministerio... Miedo, tengo miedo.
Finalmente, en el puesto número uno, "un falangistilla de provincias, un arribista del franquismo", con todos ustedes, Adolfo Suárez. Como algún lector sabrá, estoy viviendo mi particular "fase 23-F"; estoy enganchado a esta historia y poco a poco voy sabiendo más sobre el bueno de Adolfo Suárez y sus circunstancias. El caso es que me hace gracia ese ascenso fulgurante a la cima de la política española y su rápido descenso a los infiernos de la cloaca del "pequeño Madrid del poder". De todas maneras, Adolfo, no te preocupes, cuando la palmes se hará un lavado de cara a tu biografía y serás recordado como un gran político y mejor persona. Bueno, o eso es lo que suele suceder, hasta lo hicieron con Jesús Gil...

Wednesday, October 12, 2011

YO YA ME ENTIENDO

Tenía una amiga que cada vez que nos soltaba un monólogo, al ver que no habíamos entendido nada, lo remataba todo diciendo "yo ya me entiendo" mientras yo me la quedaba mirando y pensaba "sí, pero yo sigo sin entender nada". El caso es que ayer estuve tentado de decirlo en una reunión que tuve en el trabajo. Estuve casi todo el rato callado, parecía más un elemento de decoración de la sala que un participante hasta que decidí abrir la boca. Durante cinco minutos intenté explicarles y hacerles entender mi opinión, pero no sé si pasaron de mí o es que no entendían nada de lo que les decía. Como le pasaba a mi amiga, estuve a punto de decirles "yo ya me entiendo".
Y es que tengo un problema que se podría resumir en me explico como el culo. Sí, me explico como el culo y me genera bastante frustración porque siempre he intentado hablar bien; cuando digo que siempre he intentado hablar bien me refiero simplemente a que la gente pueda entender mis explicaciones sin dar demasiadas vueltas a mis argumentos, no me refiero a usar palabras cultas o rebuscadas sino, simplemente, a hacerme entender con total claridad.
Hace unas semanas empezó en La 2 un programa de entrevistas a filósofos y pensadores españoles y estoy enganchado, se llama "Pienso, luego existo". Me gusta porque me parece interesante lo que dicen y cómo lo dicen, lo que me hace volver a lo que decía unas líneas más arriba: me explico como el culo.
Ya sé que no es bueno, pero me produce envidia (y no precisamente sana, si es que existe la envidia sana) ver que se explican tan bien y todo queda bien claro.
Afortunadamente, sigo intentándolo y evito decir a toda costa que yo ya me entiendo.