Thursday, December 17, 2009

SACRIFICIO

Me dice una compañera de trabajo que llevó a su perro al veterinario porque, al parecer, le dolía la zona del estómago. El veterinario le dijo que ese dolor podía deberse a un virus o algo que hubiese comido y que le habría sentado mal. Qué iluminado, ¿no? La profesión de veterinario es una de esas en las que éste puede decir lo que sea, que aunque no convenza a nadie, hay que callarse porque él es el que sabe. Me recuerda, cómo no, a la de mecánico… ¿Cuántas veces hemos oído eso de “lo han tenido que sacrificar para que no sufra”? Lo siento, pero odio esa frase, lo cual no quiere decir que no tengan sus motivos para hacerlo; puedo entender que lo hagan, sin embargo, está claro que, si a un veterinario de humanos se le ocurre “sacrificar” a sus pacientes, probablemente, lo metan en la cárcel. O sea, los perros pueden tener, como se suele decir ahora, una muerte digna, pero los humanos tenemos que sufrir lo indecible hasta palmar. Y es que tienen suerte los perros, algunos, en pleno invierno, van con ropa y cuando están a punto de palmarla, se los cargan para que no sufran.

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