Esta mañana, cuando iba en el coche al trabajo he puesto las noticias en RAC1 como cada mañana y oía al Jordi Basté dar una con gran emoción: Estados Unidos había asesinado (asesinado, no matado) a Osama Bin Laden. No está mal, diez años después de los atentados de las Torres Gemelas ha caído la noticia bomba (nunca mejor dicho). Como suele suceder en estos casos, todo el mundo ha empezado a hacer cábalas sobre su muerte: que seguro que sabían desde hace tiempo dónde estaba, que seguro que es una jugada maestra del gobierno de Obama para las próximas elecciones, que seguro que ya estaba muerto o, la típica en estos casos, que seguro que no está muerto.
El caso es que después he visto una foto del Bin Laden muerto, que también, como suele suceder en estos casos, no se parece en nada al vivo y para acabar de redondearlo todo, me dicen que han tirado el cuerpo al mar. Parece ser que para el mundo musulmán, tirar un cadáver al mar es una gran afrenta, pero yo tengo mis dudas respecto a eso. Quiero decir que no creo que hayan tirado el cuerpo al mar. Diría que ha habido un error de comunicación: la agencia de prensa ha emitido mal su comunicado o el traductor ha hecho mal su trabajo. Lo que yo creo que ha pasado es que han metido a Bin Laden en el agua, no lo han tirado, no, lo han metido en el agua dentro de una barca con destino a una isla desierta en la que se encontrará con Elvis. Sí, sí, Elvis, el Rey del Rock.
Monday, May 02, 2011
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