Hace
unos años escribí una entrada en la que decía que empezaba a hacer clases de
guitarra y decía medio en broma, medio en serio que llegado el momento, haría
un grupo de música. Pues bien, ese momento parece que ha llegado. Digo “parece”
porque ni yo mismo me lo acabo de creer por diferentes motivos: falta de
componentes, talento y tiempo. Respecto a la falta de componentes, pues nada,
nos falta un batería (¿alguien conoce uno?) para ser un clásico “power-trio”,
pero si no lo encontramos siempre nos quedará ser un grupo “folk”, y respecto a
la falta de talento, pues tampoco pasa nada, lo bueno de la música popular del
siglo XX (y XXI) es que muchas veces no hace falta ser un virtuoso. Y además,
eso del talento no existe. O al menos, no existe como nos lo venden: el talento
suele “aparecer” después de pasar muchas horas, en este caso, tocando el
instrumento. Lo que más me preocupa es la falta de tiempo, que se traduce en
falta de compromiso. Y lo digo por mí, que conste. Hago muchas cosas y no
quiero dejar ninguna ni reasignar prioridades, así que, no sé cómo me lo
montaré, pero algo haremos. Seguro.
El caso es que el otro día estuve con Andrés, el
bajista de mi banda (jolín, que bien suena, qué fuerza tiene), y le dije que ya
tenía nombre para el grupo: Fantastic Mr. Fox. Me encanta cómo suena, pero
claro, siempre estará el típico listo que diga “pues hombre, de fantásticos no
tienen nada”, así que, quién sabe, a lo mejor nos pasamos a llamar Mierdoso Mr.
Fox, aunque solamente sea por generar el efecto contrario. A todo esto, el
nombre es el título de una película de Wes Anderson que un día pillé en la
televisión y que me gustó bastante. La recomiendo, eso sí, si alguien os dice
que veáis su última película, “The Grand Budapest Hotel”, no hagáis caso, huid como
si de la peste se tratase.
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