Thursday, January 24, 2008

AGUA

De pequeño, cuando iba al colegio, me dijeron que el agua no tenía sabor y yo me lo creí, sin embargo, hace poco me enteré de que existe el agua con sabor; es agua a la que se le añade no sé qué y sabe a algo, no sé, fresa y cosas de esas, no sé qué sabores hay. De hecho, hace unas semanas la probé y debo decir que no me gustó nada porque a diferencia del agua de toda la vida (habrá que empezar a llamarla así), este agua, al tener sabor, pues claro, puede ser que no guste. ¿Alguien conoce a alguna persona a la que no le guste el agua de toda la vida? Me imagino que no, al menos, yo nunca he oído “es que no me gusta el agua…”. O sea, a algo que gusta a todo el mundo, le añaden sabor… Me imagino que en el mundo del marketing es una idea perfecta, pero a mí no me acaba de convencer; por una vez que está todo el mundo de acuerdo en algo, van cuatro listos y se sacan esta chorrada de la manga.
De todas maneras, creo que esto del agua de sabores va más allá de eso, es algo que tiene que ver con la sociedad, con sus diferencias y paradojas. Quiero decir que, mientras unos nos podemos permitir el lujo de tomar agua con sabor, a otros les cuesta encontrar agua para beber. Es más, algunos nos podemos permitir el lujo de hacer catas de agua mineral… ¿No parece algo del todo surrealista? ¡Catas de agua! Es que la sola idea me parece ridícula: este agua tiene mucho hierro; ésta otra, no… Lo que quiero decir es que hay muchas desigualdades en la sociedad que quedan reflejadas en ridiculeces como ésta.
Bueno, como decía mi profesor de filosofía, no quiero que me deis la razón, sólo quiero que penséis sobre ello.

Saturday, January 12, 2008

NAVIDAD, NAVIDAD, DULCE NAVIDAD

Esta Navidad ha sido especial, diferente a lo que tenía por costumbre estos últimos años: tuve unos días de vacaciones, me fui a Madrid… La verdad es que me lo he pasado muy bien, a pesar de que el último par de meses ha sido bastante malo, pero bueno; sólo espero que ya haya pasado.
El caso es que, como ya he dicho, tuve unos días de vacaciones y me fui a Madrid a ver a mi familia y pasar con ella Nochebuena y de paso, aprovechar para ir de tapas con mi primo por Madrid y visitar el Cenicero, o sea, el Vicente Calderón. Y saliendo por Madrid, me he dado cuenta de que no se parece en nada a Barcelona. Mucha gente dice que Barcelona es más europea y yo me pregunto que qué quiere decir eso. Bueno, todos sabemos lo que quiere decir, para qué andarnos con rodeos: se supone que Barcelona es más moderna (¿qué significa que algo es más moderno que otra cosa?), más cosmopolita (¿cosmopolita?, ¿qué es eso?) y es más de todo. Todo lo bueno, claro. Antes de nada, debo decir que me encanta Barcelona y no la cambio por ninguna ciudad del mundo, pero creo, que por fin, pude comprobar algo que me rondaba por la cabeza desde hace tiempo y es que, creo que Barcelona ha perdido autenticidad. Cuando digo autenticidad, me refiero a que es una especie de pasarela de la moda en la cual siempre tienes que estar a la última (ropa, tecnología, pensamiento…) y me da la impresión de que Madrid es más espontánea y natural. Pero bueno, que nadie se ofenda, es una simple opinión.
También fui a ver el Atlético-Espanyol al Vicente Calderón esperando ver jugar a Agüero, pero no hizo nada y encima le expulsaron. Una pena. Al final ganó el Espanyol jugando bastante bien, creo yo. Eso sí, en el campo me di cuenta de que si algún día tengo un hijo, no lo llevaré a ninguno, creo que poco bueno podría aprender allí…



El viaje de vuelta fue en avión; la noche del 25 de diciembre y sólo puedo decir que da gusto estar en un aeropuerto cuando está vacío.
Pero claro, como todo no puede salir bien, al final tuvo que venir alguien a destrozarme los días de vacaciones. Y es que a ese personaje no se le ocurrió otra cosa que filmarme y no hay nada que odie más que me filmen sin permiso. Lo que pasó lo podéis ver en el vídeo que hay más abajo. Eso sí, él no ha podido contarlo...

Thursday, January 03, 2008

"MIRAD A ESE NIÑO, VAYA BORRACHERA LLEVA"

Recuerdo que un día estaba en las fiestas de Molins de Rei y me crucé con un niño de unos 11 años, que de repente, se puso a vomitar. Me quedé alucinado y no se me ocurrió otra cosa que decir algo así como: “Mirad a ese niño, vaya borrachera lleva”. Como eran las fiestas del pueblo y se supone que las nuevas generaciones le dan al alcohol bastante pronto, pues mira, eso fue lo que se me ocurrió. El caso es que una de las chicas que iba conmigo, haciendo un buen uso de su cabeza, pensó que no vomitaba debido al alcohol y se acercó a preguntarle qué le pasaba. Resultó que el niño estaba con sus amigos y cuando se fue a buscar a sus padres al sitio y hora acordada, pues éstos no aparecían, se puso nervioso y acabó, pues eso, echando la pota. Nos quedamos con él hasta que aparecieron sus padres y, mientras tanto, la cara del niño iba cambiando, afortunadamente, a mejor.
Bueno, pues aunque ese niño no lo sepa, se está cobrando su pequeña venganza sin saberlo. Llevo unas semanas de los nervios y, ahora mismo, me encuentro más cerca de echar la pota que de otra cosa.
Si algún día nos volvemos a ver, se lo diré…