El otro día escuchaba la radio y no pude evitar acordarme de una anécdota de hace unos años. Resulta que salimos de fiesta y decidimos volver en taxi. De hecho, volvimos en taxi mi amigo Dani y yo. Fue una de las pocas noches en que volvimos en taxi y creo que fue porque se empezó a encontrar mal y nos volvimos. Me imagino que el alcohol hizo mella en él. Del resto de la gente no recuerdo nada, ni quiénes iban, ni dónde habíamos estado... El caso es que cogimos un taxi para volver y, de repente, al Dani le entra tos. Me giro y sigue tosiendo. Sigo mirándole y veo que gira un poco la cabeza hacia la derecha y vomita dentro del taxi. Supongo que fue un chorrillo de cerveza mezclado con a saber qué. Miro al taxista que sigue centrado en llevarnos de vuelta a casa y con la mirada le digo al Dani: 1. ¿Te encuentras bien? y 2. Vámonos del taxi que nos mata este hombre. Él me mira (mirar es un decir, tenía la vista perdida) con cara de "no te preocupes, yo controlo". Y sí, controla. Bajamos del taxi y a casita.
Y, ¿por qué me he acordado de esta anécoda? El otro día decían en la radio que una mujer se encontraba mal y acabo vomitando en el taxi. El taxista le pidió 100 euros y creo que la mujer pagó, me imagino que no se encotraba con fuerza suficiente como para negarse. Eso sí, parece que ha puesto una denuncia o algo así y una asociación de taxistas (o algo así) ha abierto una investigación para ver qué pasó. El caso es que no pinta bien la cosa para el taxista.
Jolín, toda la vida pensando que vaya cagada del Dani haber vomitado en el taxi y resulta que podría haber dejado allí hasta la bilis.
Saturday, November 13, 2010
APATRULLANDO LA CIUDAD
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Vaya macarra ese Dani. Hay que ser cerdo.
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