Fea y exigente, sí. Esta es la segunda y última parte de mi particular serie sobre la belleza…
No me considero un bellezón, de hecho, creo que soy bastante normal. Recuerdo que hice una entrada en el blog hace unos años en la que me ponía un 7 en una escala de 0 a 10 si tuviese que puntuarme teniendo en cuenta físico, cabeza y cosas de esas. Aunque la mejor manera de saber dónde está uno es haciendo este pequeño ejercicio: ¿crees que tu pareja se avergonzaría de ti en una cena de amigos? Y, al revés, ¿a quién llevarías a cenar con tus amigos? Si no llevas a alguien a cenar con tus amigos, puede ser que esté por debajo del 5. Sí, sí, esto es muy subjetivo, pero bueno, podemos hacernos una idea.
El caso es que el otro día, una amiga (sic) me decía que no se enrollaría con un determinado tipo de gente. Hasta ahí, bueno, digamos que normal. Quien más, quien menos, tiene sus filias y sus fobias, aunque… A ver, no es que quiera ser cruel pero la cosa tampoco está como para escoger si eres una persona a la que no llevarían a cenar con los amigos, cuando no llegas al 5 sobre 10, cuando en vez de comer canelones comes cacahuetes…
Pero voy más allá y me viene a la cabeza el gran Ansar cuando decía aquello de “¿y quién te ha dicho que conduzcas tú por mí…?”. Pues esto es igual, que tú no te enrollases con esa gente está bien, pero pedazo de trol, ¿quién te ha dicho que ellos se enrollarían contigo?
Saturday, December 25, 2010
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