Thursday, February 19, 2009

EN EL DENTISTA

Hay lavados y limpiezas de muchos de tipos: lavados de cerebro que hacen perder el poder de discernir, lavados en seco que no sé para qué sirven, limpiezas de sable que levantan el ánimo… Pero me quiero centrar en las limpiezas de boca, que sirven para que uno tenga un estado de salud óptimo.
El otro día fui a hacerme una de esas limpiezas de boca; hacía tiempo que no iba, años, de hecho. Fue bonito reencontrarme con esa especie de pulidora que se supone que es buena para nosotros. Y digo que se supone porque si uno viene de otro lugar en el que no hay dentistas, lo último que hará es dejar su dentadura en manos de alguien que se ha hecho dentista para canalizar toda su energía negativa… Vamos, que si no hubiese sido por “Más vale prevenir”, iría con una sierra eléctrica por la calle. Sin embargo, como nos han dicho que es bueno ir al dentista, pues vamos, aunque sea a regañadientes. Ay, sociedad racional, y es que cuando uno está sentado en esa butaca, cree que ese ruido no puede ser bueno, parece que le estén cortando los dientes. Dios mío, qué ruido, se mete en el oído y no deja de retumbar, mientras tu querida saliva mezclada con sarro va directamente a la cara. Para no pensar mucho en lo que me hacían, me centré en el hilo musical y cuál fue mi sorpresa al oír a Miguel Bosé con su bambú y su amante bandido. Cuando fui a su concierto hace un par de años, no me imaginé que me acompañaría en mi visita al dentista.
Al final, eso sí, todo acabó bien, la dentista me dijo que mis dientes estaban bien, eran grandes y bonitos. Qué razón tiene, tengo dos palas capaces de serrar un árbol.

Monday, February 16, 2009

GRANDES DEL DEPORTE (y III): MUHAMMAD ALI

El boxeo tiene un aura místico, quiero decir que muchos de los boxeadores suelen ser perdedores, sí, sí, como uno de esos personajes de película con el cual el público acaba simpatizando, sin embargo, cuando uno escarba, observa que el boxeo sintetiza muchas características del deporte: la lucha, el dolor, la victoria, la muerte, la leyenda... Sí, creo que es un deporte de leyendas, estoy seguro de que cualquier aficionado al deporte, sin ser un entendido en la materia, podría recitar de carrera una decena de púgiles de renombre. Entre ellos Muhammad Ali. Cuando era pequeño y oía (o leía) algo sobre boxeo, siempre mencionaban a dos boxeadores: Cassius Clay y Muhammad Ali. Con el tiempo, me enteré de que eran la misma persona, de hecho, recuerdo que fue un proceso un poco lento, cuando leía algo sobre él, inmediatamente me surgían dudas sobre esa posibilidad, hasta que al final supe que se cambió el nombre para dejar de llevar, según él, su nombre de esclavo.
Nunca he sido un gran seguidor del boxeo, aunque sí presté algo de atención cuando aparecieron en escena Mike Tyson y sus puños, sin embargo, Muhammad Ali es una de esas leyendas del boxeo cuya fama va más allá de su disciplina. No sé cuál sería la infancia del bueno de Cassius, pero diría que no era el típico joven pandillero o medio analfabeto, a pesar de que no pudo entrar en el ejército por no aprobar unos exámenes. Me imagino que esas carencias las compensaba con su ingenio y lengua viperina, que se dice. Además, claro, estaba su calidad como boxeador, cuando daban por hecho que el campeón del mundo de los pesados, Sonny Liston le machacaría, acabo consiguiendo el cinturón y a partir de ahí, peleas y más peleas hasta que decide que no quiere ir a la guerra de Vietnam como soldado de los Estados Unidos. Bueno, la historia es bien conocida, le quitan el cinturón de campeón del mundo y está unos años sin pelear. Dicen que no pelea cuando está en sus mejores años, sin embargo, cuando vuelve, todavía le quedan grandes duelos contra Joe Frazier y George Foreman. Otra vez, contra pronóstico, vuelve a ser campeón del mundo al ganar a George Foreman.
Qué se puede decir, Muhammad Ali destaca entre los grandes del deporte en general y, como decía antes, es una leyenda, a pesar de que la vuelta a la vida del simple mortal nos hacer ver que también es un ser corriente cuando se le detecta la enfermedad de Parkinson, aunque, ni siquiera este mal parece poder con él.

Tuesday, February 10, 2009

DEFECTOS PERSONALES (II)

No me importa que me den consejos, de hecho los acepto bastante bien, creo, aunque, claro, después haga lo que me dé la gana. Sin embargo, esta mañana he llegado a la conclusión de que no doy consejos a nadie, no me gusta, aunque no sé ciertamente por qué. Escucho a la gente cuando me habla, o al menos, eso intento aparentar, aunque esté pensando en lo que voy a hacer en cuanto me dejen en paz. No es algo que haga aposta, simplemente, desconecto.
A lo que iba. El caso es que no suelo dar consejos y que creo que tiene que ver con el hecho de que no quiero que nadie se ofenda si doy una opinión totalmente contraria a la de mi interlocutor, de manera que hago lo que nos gusta que nos hagan: dar la razón. A ver, no siempre lo hago, pero muchas veces me muerdo la lengua y sigo la corriente. Exacto, como a los locos.
Esto me lleva a la conclusión de que, si hace dos años, uno de mis defectos era el de quedar bien con la gente, en todo este tiempo no he avanzado nada: sigo dando la razón sólo por no ofender. Malo, muy malo.

Thursday, February 05, 2009

GRANDES DEL DEPORTE (II): MICHAEL JORDAN

Mi jugador favorito siempre fue el gran “Magic” Johnson, bueno, era y será siempre él, sin embargo, debo reconocer que el más grande es, y si no cambian las cosas, será, Michael Jordan. Desde mi punto de vista, y aunque sé que no son comparables, creo que en deportes de equipo ha sido el mejor. Mejor que Maradona o Pelé, mejor que Estiarte, mejor que cualquiera. Sé que esta afirmación es más sentimental que otra cosa, no está fundamentada en algo racional, pero al menos, a mí me gusta creer que es el mejor.
Recuerdo que en los años 80, cuando la NBA empezaba a hacerse famosa en España gracias, sobre todo a “Magic” y Larry Bird, quien no era de los Lakers, era de los Celtics, hasta que apareció Jordan con sus mates y sus “Air” de Nike para revolucionar el baloncesto y llevarlo a cotas inimaginables. Lo bueno del caso es que, al principio de su carrera, se le veía simplemente como un jugador espectacular, pero afortunadamente, el tiempo le puso donde se merecía.
A mí siempre me habían gustado los deportistas que hacían las cosas bonitas, pero fue con Michael Jordan cuando empecé a fijarme en otra cosa que es más importante que el hacer las cosas bien o bonitas: su personalidad. Sin estar falto de condiciones para el baloncesto, todo lo contrario, lo que le llevó a conseguir todo lo que ganó fue su personalidad, ese carácter ganador y de superación que pocos deportistas tienen, si decían que no la pasaba, en la siguiente temporada aparecía en la lista de mejores pasadores; si decían que no defendía, venga, a defender hasta el punto de aparecer varias veces en el mejor quinteto defensivo. Ahora mismo, se me ocurren Nadal o Raúl (sí, sí, Raúl; sin ser santo de mi devoción, los números hablan por sí solos y el tiempo dirá que fue uno de los mejores de su época), deportistas que llegan donde llegan por su personalidad. Sin embargo, el caso de Michael Jordan es diferente, va más allá de aficionados al baloncesto, en más de un caso, deportistas de otras disciplinas lo señalan como gran ídolo de la infancia y es que, no es para menos, para los de mi generación, cuando la NBA se veía como algo de otro planeta, ver a ese tipo machacando desde la línea de tiro libre o metiendo 63 puntos a los Celtics de Boston, era algo del todo alucinante.
Sin embargo, los dos grandes recuerdos que me quedan son el tiro final que mete en una final contra Utah Jazz y su vuelta a las canchas después de su primera retirada. Respecto a su primera retirada, qué decir, que un tío se retire después de haber ganado tres campeonatos y vuelva después de un año y gane otros tres es, sencillamente, espectacular y respecto a la canasta contra Utah Jazz…, madre mía, se me cae la lagrimilla cada vez que veo la jugada: pelota para Jordan desde la línea de triple, al que cubre Byron Russell. Jordan sale en carrera para entrar a canasta; de repente, cerca de la línea de tiros libres, frena en seco, los tobillos de Russell saltan por los aires, mientras su cuerpo cae al suelo y, sin oposición, lanza a canasta. Victoria y puño en alto. Sin palabras.

Wednesday, February 04, 2009

ITALIA, QUÉ GRAN PAÍS

Parece que en los últimos meses, en Italia se están poniendo en contra de los inmigrantes (un día habrá que redefinir quién es inmigrante, pero eso es otra historia) que hay en el país, especialmente, de los gitanos rumanos. Ayer leí que en Facebook han aparecido grupos que se han creado para expresar este rechazo a lo que califican como basura extranjera o algo así.
Italia es un país que es conocido, sobre todo por Ferrari, que necesitó a un alemán para volver a ganar un mundial de Fórmula 1; la pasta, parece ser que traída por Marco Polo desde China; y la mafia, esto sí parece que fue creado y alimentado totalmente por italianos… Bueno, vale, es el país que tiene más monumentos (o lugares o lo que sea) declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO porque parece ser que tiene un pasado glorioso; estuvieron los romanos, los griegos, el rollo del Renacimiento…
Vamos, que se supone que es una sociedad con prestigio, con conocimiento y todo ese tipo de cosas, sin embargo, achacar todos los males del país a los inmigrantes me parece exagerado, al fin y al cabo, esos inmigrantes, diría que no votan, con lo cual, me imagino que la culpa de salir a un gobierno por año no es suya, ¿o sí…? Como siempre, se esconden los problemas detrás del más tonto, pero que tengan cuidado, a ver si van a hacer lo mismo en Inglaterra con los trabajadores italianos que han llegado para trabajar en empresas nucleares…