Cuando la gente se
pregunta cómo pudo ser que hace setenta años en Alemania se crease
toda una “industria” de matar gente, pienso en lo que está
sucediendo en Rusia con las leyes contra los homosexuales (debo decir
que no las conozco al detalle…). Supongo que de un caso a otro hay
una gran diferencia, pero bueno, también supongo que cuando el amigo
Adolfo empezó con su discurso antisemita mucha gente no pensó que
acabaría todo como acabó.
Recientemente, han acabado los
Mundiales de Atletismo que se han celebrado en Moscú y muchas
organizaciones han pedido un boicot, es decir, que los países no
enviasen a sus deportistas a competir. Al final, no ha habido boicot,
pero sí ha habido alguna que otra protesta a título personal de
algunos deportistas (malo, está comprobado que si los deportistas se
manifiestan claramente en temas políticos de mucha importancia, sus
carreras pueden quedar tocadas e incluso, hundidas) y quejas a través
de internet de algunos ciudadanos.
De nuevo digo que,
probablemente y de momento, haya una gran diferencia entre la
Alemania nazi y la Rusia actual, pero como antecedente creo que ilustra
perfectamente qué puede suceder: dejadez de la llamada comunidad
internacional (de vecinos) e indiferencia de la ciudadanía local y,
quizás, extranjera. En el caso alemán, una vez pasados los años y
visto cómo acabó todo, uno se pregunta cómo no se paró, era
evidente cuál sería el final de la historia, y en el caso ruso,
viendo las leyes y los antecedentes, la duda es saber si la cosa
quedará “sólo” en eso o irá a más.
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