Tuesday, December 16, 2008

TIEMPO

Tengo una imagen mía de pequeño diciendo a mi madre y a mi hermana que se diesen prisa porque perdíamos el autobús que iba al colegio. No hace falta que diga que no lo perdíamos, no por mi insistencia en darse prisa, si no, simplemente, porque siempre íbamos bien de tiempo, aunque a mí no me lo pareciese.
Creo que nunca he tenido ningún tipo de obsesión, sólo pequeñas manías que, eso sí, no hacen que mi vida quede afectada por ellas. Sin embargo, debo decir que la cuestión del tiempo empieza a preocuparme y, no es que sea una obsesión, pero sí me hace darle vueltas a la cabeza e, incluso, a veces, ponerme de mal humor. No mucho, ¿eh?
Nunca he escrito como método terapéutico, simplemente, por placer, pero esta vez sí lo estoy haciendo para ver si, escribiendo, consigo no comerme tanto la cabeza. Es una tontería, pero siempre estoy mirando el reloj para ver cuánto tiempo me queda antes de irme a la cama y poder hacer las cosas que me gustan. Ay, la cama, el dormir; un placer, pero a la vez, una especie de maldición que hace que un tercio de tu vida no dependa de ti, que estés, pero a la vez no estés. Dicen que existen los sueños lúcidos, esos que uno puede dirigir en mayor o menor medida, pero ya nos entendemos, no es lo mismo que la consciencia, el estar despierto y saber lo que haces en cada momento.
Como decía, (casi) me obsesiona el tiempo porque quiero dedicarlo a cosas que me gustan que, al final, hago de puntillas, como leer un librillo de no más de 100 páginas y que nunca acaba, una pequeña conexión a internet, ver un poco de televisión (de la buena, claro, o sea, basura), leer el periódico tranquilamente…
Hasta hace unas semanas llevaba el reloj avanzado 20 minutos y la verdad, no sé cuándo decidí hacerlo. Sé que una día lo adelanté unos minutos, creo que unos 10, y fue subiendo hasta los 20 minutos conforme mi (no) obsesión fue en aumento. Espero que haberlo puesta en hora y este escrito sirvan de algo, aunque sea, que sirvan de placebo.

1 comment:

  1. Igual ganas más si en lugar de adelantar la hora, rascando segundos a los minutos, autoengañándote, dejas de medir el tiempo en los clásicos segundos-minutos-horas.
    Te invito a que pruebes unos días una nueva fórmula: estructura el tiempo en mañana, tarde y noche. Escoge, una cosa, bien hecha y disfrutada para la mañana, una con las mismas características para la tarde, y finalmente analogía en la noche.
    Sólo 3 cosas, pero saboreadas, en 7 días tienes 21 sabores... y sigue sumando.
    Un abrazo.

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