Ya estoy de vuelta de Francia. Fue un viaje relámpago a Montpellier para ver el Samoa-Tonga de la Copa del Mundo de Rugby. Llegamos cansados, al menos yo, vaya. Nos levantamos a las 7h. y a las 8h. ya estábamos de camino. La ida fue sin mayores problemas, a excepción de una retención que había en un peaje. Fue algo extraño porque de 30 cabinas que había, sólo 5 ó 6 estaban disponibles. Pero bueno, como digo, no fue nada.
Llegamos a Montpellier y pude poner en práctica mis pocos conocimientos de francés; dado que no sabíamos como llegar hasta el campo, optamos por preguntar. Creo que cada vez que hablé me entendieron más o menos bien, sin embargo, me hablaban muy deprisa y cuando les pedía que me lo repitiesen, volvían a hablar igual de deprisa (¡¿no os dais cuenta de que no os entiendo?!, hablad más despacio). Ni siquiera hacían como aquí, que cuando alguien no nos entiende, en vez de hablar más despacio, gritamos, de ese modo, las ondas entran más adentro y sólo hay dos posibilidades: que te entiendan o sordera traumática. Sin embargo, suele acabar en sordera…
A lo que iba, más o menos pudimos entendernos y llegar hasta La Mosson (campo en el que se celebraba el partido) y allí aparcamos. Esperamos hasta las 12h. para que se abriesen las taquillas y conseguir las entradas y nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Bueno, debo decir que la vuelta por los alrededores no existió, simplemente, fuimos y volvimos por la avenida en la que está ubicado el campo; el barrio no invitaba a conocerlo…
Mientras esperamos, nos sentamos en una terraza a tomar algo y vimos algo alucinante: ¡un niño tocando la pistola de un policía! Flipamos, el niño se puso al lado del policía y con toda su chulería, cogió la pistola por la empuñadora. Yo creo que por la cabeza del policía pasaron dos cosas: nervios, al menos un poco, y tortas, por las ganas de que le dieron de meterle dos galletas al niñato. Bueno, a partir de entonces no dejamos de mirar lo que hacía esa panda de niñatos que no levantaba ni un palmo del suelo.
Bueno, comimos y entramos en el campo. Los asientos eran muy estrechos e incómodos y no tenían respaldo, lo cual hacía que estar dos horas allí fuese un suplicio. Afortunadamente, estábamos sentados arriba del todo y pudimos apoyarnos en el muro que separaba el campo de una caída de 30 metros.
En referencia al partido, yo diría que fue interesante, aunque bueno, eso lo podría decir mejor un experto, aunque lo mejor, para mí, y creo que para mucha gente más, fueron las Haka que hicieron antes de empezar el partido. Es, simplemente, espectacular ver a 15 tíos como armarios bailando y cantando a la vez. Hay que reconocer que, ahora, es simple folclore, pero mola un montón. Me encantó.
Acabó el partido con la victoria de Tonga sobre Samoa y nos fuimos con media cara torrada por las 3 horas en las que el sol estuvo machacándonos sin piedad el lado izquierdo de la cabeza. ¡Uauh!, todo había salido a la perfección, no nos lo podíamos creer. Pero como dice el refrán, no diguis blat fins que no sigui al sac i ben lligat... Llegamos al coche y nos lo habían rayado. Desgraciados. Y para colmo, tardamos más de una hora en coger la autopista de vuelta a casa, no había manera de dar con ella. Encima, las calles en las que había indicaciones para cogerla, estaban cortadas y cuando ya estábamos a punto de entrar en ella, caravanón. Finalmente, llegamos a nuestra primera meta volante, Torroella de Montgrí, y nos despedimos del coche a lo grande, poniéndolo a 220 km/hora. De allí a Barcelona mientras escuchábamos el partido número 41 del Barça en la Liga 2006-2007 y oíamos como España perdía frente a Rusia en la final del Eurobasket.
Monday, September 17, 2007
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me ha encantado este blog entry... es de los mios, largos y descriptivos; y no lo digo en broma, eh? que ya me conoces! :-)
ReplyDeleteperdona.. hay algo que no entindo.. me lo puedes repetir?? gracias!!!
ReplyDeleteBesos!!!