Estaba el otro día en la clase de francés y teníamos que hacer un hipotético programa electoral escrito, evidentemente, en francés. Mi programa consistía en tres puntos: el primero, eliminar la sanidad pública, después, aumentar la edad de jubilación a los 70 años y, por último, duplicar las tasas de acceso a la universidad. A pesar de que era una broma, me miraron con cara de sorpresa y, claro, cuando se hizo la votación para escoger el mejor programa, nadie me votó. Sin embargo, lo curioso del caso es que tanto la Generalitat como el gobierno español defienden políticas de las llamadas neoliberales; políticas como la de mi programa y lo mejor de todo es que, el día 25 de noviembre hay elecciones en Cataluña y el actual gobierno volverá a ganar según todas las encuestas. Dicen que hay que reducir el gasto público...
En momentos como este me acuerdo de una película del gran Richard Pryor allá por los grandes (sólo en el cine, claro) años 80 en la que interpretaba a un tío que de la noche a la mañana se convertía en candidato a presidente del gobierno de Estados Unidos. No recuerdo nada de la película; ni título ni argumento, pero me quedó grabada una frase que repetía cada dos por tres: a ninguno de los anteriores. Con ello, pedía el voto para él ya que los candidatos de los partidos tradicionales no aportaban nada nuevo; eran necesarias ideas nuevas. Y es que, como decía el otro día un entrevistado en la televisión, nos han estafado; los mismo que nos metieron en este follón mientras decían que todo iba bien son los que ahora, ¡nos tienen que sacar! Pero, ¿cómo nos van a sacar? Es imposible, primero, porque, probablemente no tienen el conocimiento necesario para hacerlo y, segundo, porque, forman parte de la élite político-económica gobernante y no quieren perder todos privilegios.
Nuestra clase política no se ha dado cuenta o no quiere darse cuenta de que el mundo que hemos conocido se ha acabado, ha llegado a su fin, y algo nuevo está surgiendo. Me recuerda a lo que leí en un libro sobre los vikingos de Groenlandia. Resulta que los vikingos groenlandeses se extinguieron por no cambiar su forma de vida. Como siempre, primero cayeron los pobres y después la élite, pero, al fin, también cayó y murió de la misma miserable manera: de hambre y de frío.
Friday, November 02, 2012
A NINGUNO DE LOS ANTERIORES
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