Monday, March 11, 2013

RESACÓN EN BENALMÁDENA

Ayer, mi amigo Juanma, también conocido como el cazador de hombres (desnudos y a poder ser, Braaaad) se marchaba a vivir a Málaga. La verdad es que durante los últimos tiempos habíamos perdido bastante el contacto, pero, más o menos, sabíamos cómo iban nuestras respectivas vidas. El caso es que, después de muchos, digamos, intentos, ayer, finalmente, hizo las maletas para empezar una nueva vida en la Costa del Sol. Espero que tenga suerte y le vaya todo bien, aunque en el fondo, no es cuestión de suerte, es cuestión de darlo todo; de esa manera, no puede ir mal.
Es una probabilidad bastante remota, pero podría ser que no viese más a mi amigo Juanma, también conocido como el cazador de hombres (desnudos y a poder ser, Braaaad) y, la verdad, se me hace extraño. Está claro que si no nos volvemos a ver será porque no hemos querido (más o menos como cuando hemos vivido en la misma ciudad…), no por cualquier alineación extraña de los astros. El caso es que, evidentemente y como en cualquier película americana, me vienen a la cabeza un montón de ratos pasados juntos. Los malos, mejor los olvidamos, pero los buenos… jolín, son tantos. Recuerdo que cuando trabajaba de vigilante nocturno en un aparcamiento, nos llevamos el ordenador (de cuando los monitores no eran planos…) para echar unas partidas al PC Fútbol y entre partido y partido se dedicaba a mover un coche aquí y otro allá. O como cuando fuimos al pueblo de la Pulga para que el Sergio viviese su primera experiencia homosexual (la segunda aún está pendiente de culminar con Niño Becerra) o como cuando salimos un jueves de julio (pequeña tradición que duró tres o cuatro añitos), cogimos un taxi y dijimos “déjenos en Aribau, entre el 100 y el 102…” o como cuando nos fuimos a hacer “la ruta” y en un extraño caso digno de estudio, el tiempo se dilató hasta extremos infinitos acabando la noche con una gran bronca. Good ol’ days.
Aunque bueno, siendo cierto que molan mucho los buenos ratos vividos, casi molan más los que tienen que venir, así que, con la intención de renovar el inventario de historias para no dormir y en un ejercicio de total inconsciencia, ya se está preparando la primera excursión a Al-Andalus: resacón en Benalmádena.

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