Monday, January 20, 2014

CAN'T STOP ME NOW

Imparable. Así es como me sentí la semana pasada. De repente, el miércoles me dije “esta semana está siendo buena…”. Fue una de esas semanas en que tienes la autoestima a prueba de bombas y, por utilizar jerga futbolística, estás tocado por una varita mágica. "Allà on vas, triomfes". Estaba en el trabajo y todo lo que hacía o decía era perfecto. Es verdad, era mi impresión, pero la intuición me decía que sí, que todo me estaba saliendo muy bien. Es más, el viernes, justo antes de irme a casa, veo un mensaje de mi jefa (de mi súperjefa, de La Más Grande) felicitándome. Evidentemente, me gustó la felicitación, sin embargo, no sabía (y aún, no sé) por qué me felicitaron. ¡Hasta ese punto llegó la cosa!
El martes fui al gimnasio y también triunfé. Salí pensando que había sido una buena clase. Hay un ejercicio de técnica libre en el que más de una persona te rodea y te atacan. La verdad es que es un ejercicio que se me da bastante mal: mi procesador (mental) suele entrar en un bucle y acabo haciendo todo el rato lo mismo y mi técnica es bastante limitada. En fin, no destaco en esto del aikido. Además, tuve la mala suerte de que mi maestro me dijo que empezase yo, lo cual le añade un plus de dificultad; cuando no eres el primero, siempre puedes “copiar” lo que ha hecho el anterior. Es más, eso es lo que yo hago siempre, me escondo en plan “que no me vean” y suelo salir de los últimos, pero esta vez, no, fui el primero. Y, ¡ostras!, teniendo en cuenta todo lo dicho pues me salió bien: fluido, sin prisas ni nervios, variando las técnicas... Acabé y pensé “chaval, has hecho el mejor randori de tu vida”.
Acabé la semana jugando el partido de peidol de rigor y, de nuevo, me tocaron con la misma varita mágica de antes, bueno, en este caso, con una palita mágica. Ganamos el partido y me saqué de la manga unos cuantos buenos golpes. Ni yo me lo creía. Llevo unas semanas jugando bastante bien, al menos, eso me parece. 
Alguno dirá que para qué escribo esto. Simplemente para hacer como el protagonista de “Memento”: cuando se me olviden los buenos momentos y pase por rachas malas siempre podré echar un vistazo a esta entrada y decir “¡al loro, que no estamos tan mal!”.

No comments:

Post a Comment