El sábado fuimos a casa de unos
amigos a pasar el día. Viven en la montaña, cerca del Montseny, en una típica
masía. A los cinco minutos de haber llegado, Miquel, el hijo de la Isa y el
Vincent ya se sentía como en casa; cuidaba (es un decir) de las gallinas,
cortaba el césped... Todo bajo la supervisión del dueño de la casa, Gerard, que
se convirtió en su nuevo ídolo. Bueno, para él era Gegant, me imagino que era eso
lo que él creía entender y como es un tío más bien grandote, pues Gegant fue todo el día. El caso es que me
dio por pensar en mis ídolos, los de mis amigos...
El primero, y sin establecer ningún tipo de orden es el Marc, cuyo
ídolo es un tipo que se hace llamar Mig Jiménez y es un experto en maquetas
(que alguien se dé una vuelta por la red), impresionan. Resulta que mi amigo
Marc se ha aficionado a las maquetas y se está convirtiendo en un auténtico
experto, cada vez le salen mejor, la verdad. Tiene una habitación dedicada a
los carros de combate, con sus pinturas, su pinceles, sus cajitas con las
piezas... Por lo que he visto, le sigue bastante la pista al bueno de Mig
Jiménez, que ha conseguido hacer su propia marca de pinturas que, al parecer,
es bastante buena. Temo, eso sí, que un día no se le ocurra otra cosa que
pedirle que haga una pintura con su sangre. Mira, hasta tengo nombre: rojo
RA-TA-TA-TA-TA (1).
De mi amigo Sergio y su ídolo hablé hace unas semanas en este
(vuestro) blog (véase entrada del 28 de marzo de 2012, "Teorías
extrañas"). Diría que para su novia, la frase que aparece en este blog que
dice "que yo sea paranoico, no quiere decir que no me persigan" es
perfectamente aplicable a él. Todos sabemos que roza la paranoia, pero de todas
maneras, también sabemos que sí, que nos persiguen, por eso, no me extrañaría
que hubiese empezado la construcción de un búnker. Todo lo que dice Niño
Becerra va a misa y según sus pronósticos, el fin del mundo se acerca. Nada de
los mayas, Niño Becerra.
Mi amigo Óscar tenía como ídolo a su primo (sí, uno que conducía
con las rodillas), después tuvo como ídolos a una larga lista de personas que
iba cambiando según el día o, más bien, la noche; unos duraban más y otros
menos hasta que al final se quedó con Steve Jobs a título póstumo. Qué bonito.
Su pregunta es siempre la misma: "¿Es Mac?". Nuestra respuesta:
"Sí, McDonald’s...".
Mi amigo Dani es un gran fan de
Alfredo Relaño. Es curioso, es un gran seguidor barcelonista, pero desde que
Relaño se inventó el témino
“villarato” empezó a leer su columna diaria para, me imagino, entender el
porqué de su obsesión. Sin embargo, no tuvo en cuenta que Relaño, a pesar de
todo, es un gran periodista y, ¿qué ha pasado? Pues que le ha cautivado. Tanto
le ha cautivado que lo tiene casi enamorado, digo casi porque está claro que no
es homosexual, nadie pone en duda su heterosexualidad, es más, doy fe de su hombría.
A pesar de no ser gay, vive con él una relación de amor y odio porque, como he
dicho, mi amigo Dani es un culé acérrimo y Relaño es un madridista de toda la
vida, sin embargo, como en las películas, mi amigo lucha contra un pasado
oculto, muy oculto. En el fondo, y creo que todos lo hemos sospechado siempre,
el Dani es del Madrid o, al menos, de pequeño, muy pequeño, lo fue (su padre es
del Madrid y eso marca), eso está en su inconsciente y tiene una lucha interna
que no le deja vivir. Por un lado, su yo consciente le dice que el Barça es el
mejor y lo ha demostrado durante años, pero, su yo oculto le dice
constantemente que no, que el Madrid es el mejor club del siglo XX y volverá a
serlo en el siglo XXI. En fin, creo que Relaño es el gran ídolo de su vida por
dos cosas: la primera es por haberle hecho ver la luz, esto es, el Madrid es el
club de sus amores, aunque nunca lo reconocerá porque reniega de su pasado y
quiere seguir siendo del Barça (socialmente, en Barcelona no está bien visto
ser del Madrid porque son malos, tramposos, van de ricos, etc.) y la segunda es
que, al igual que en esas prácticas sexuales, digamos, extremas, necesita su
sesión diaria de sadomasoquismo como el que bebe agua.
Vicente GTI ha estado los últimos dos
o tres años deshojando la margarita para decantarse por Lance Armstrong o
Alberto Contador; sólo podía quedar uno, como en la película. Como todo el
mundo sabe, o se está con Lance o se está con Alberto. Por un lado, lo que le
gustaba del americano es que había superado su enfermedad y se había convertido
en el mejor ciclista de la historia… del Tour. Por otro lado, justo después del
reinado de Armstrong y casi sin tiempo de pensar, apareció Contador dispuesto a
borrar su huella, sin embargo, los dos tienen sus contras. En el caso de
Armstrong, las malas lenguas dicen que iba dopado y en el caso de Contador, directamente
le han quitado un Tour de Francia por este motivo. Justo cuando estaba a punto
de decantarse por uno que dicen que iba dopado o por otro que oficialmente ha
hecho trampa, apareció en su vida Josef Ajram. Josef Ajram es un tío casi
perfecto, es inteligente y deportista. Cuando digo inteligente, me refiero a
que de esto de la crisis económica sabe mucho y cuando digo deportista, no me
refiero a tipos como yo que una vez por semana empuñan su raqueta de peidol,
no, me refiero a un tío que escribe libros, hace triatlones, “iron mans”,
“ultramans” (o cómo diablos se diga) y, para colmo, sale en la radio y en la
televisión. ¿No es odiable? Pues tampoco, cuando lo ves hablar, te cae simpático:
habla bien, lleva mil tatuajes, es enrollado… Exacto, no me refiero a ese de
Intereconomía que lleva el pelo engominado (ascazo), este no, este podría ser
tu amigo. Para colmo, mientras escribo estas líneas, me entero de que Vicente
GTI se ha cruzado con nuestro amigo en la montaña, ¿no es genial? ¡Y encima, no
se dopa!
Recuerdo que cuando teníamos unos 20
años mi amigo Manel, de ahora en adelante, el Tío Gilito, no trabajaba y su
hermano Óscar (el del primo que conducía con la rodilla) le debía pasta. Hasta
aquí, nada del otro mundo. Lo curioso es que ¡su hermano trabajaba! Todos
siempre nos preguntamos cómo podía ser posible. No recuerdo que el Manel
idolatrase a nadie en especial, nunca habló de nadie con los ojos iluminados,
no. Su gran ídolo ha sido siempre el dinero. Es verdad, leído así suena mal,
parece uno de esos empresarios que tiene contratado a “dos sin papeles” y a un
becario para hacer el trabajo de diez personas, pero no, lo digo como una
alabanza. Recuerdo que siempre decíamos que la mejor inversión que podíamos
hacer era darle nuestro dinero y él, igual que Jesucristo con los panes y los
peces, nos devolvería 5000 monedas por cada una que le hubiésemos dado. Crack.
Como es buen tío no se dedicó a pegar pelotazos inmobiliarios ni a la charcutería
financiera, sino simplemente a ganarnos en el póker con una (mierda de) pareja
de cuatros…
1. Es verdad, no debería hacer comentarios encriptados, pero hay
cosas que nos persiguen toda la vida.